Blogger Template by Blogcrowds.


Leer la historia desde el principio.
Leer el capítulo anterior.


A pesar de haber insistido a la joven, ella pareció no entender mis intenciones de, única y exclusivamente, dormir con ella. Amanecimos abrazados y con nuestros cuerpos desnudos empapados por la humedad del alba. En cierto modo sentía lástima por ella ya que sabía que pocos hombres la tratarían con el cariño que yo lo hice.

Procuré levantarme sin despertarla, pero fue en vano. Entreabrió los ojos y esbozó una sonrisa. Dijo algo en malay. Yo asentí como si la entendiera y le besé en la frente. No podía entretenerme. Di un tirón de la sábana y ella soltó un gritito y unas risas.

Tras vestirnos y recoger cada uno sus cosas, me acerqué a ella y puse en sus manos un sobre en el que se podía leer:

Suzanne Care
United Nations Asociation
1 Bangsar Puntri Bukit Bundarayah,
8th floor
59100 Kuala Lumpur
Malaysia
CODE: 166458HRW746-A544868X8

Era una apuesta arriesgada, pero por una vez, me veía en la obligación de confiar en alguien. Mi mensaje a la organización estaba en camino. Su aparente forma de carta a mi, supuestamente, amada Suzzane, escondía entre sus palabras el informe acerca del contacto realizado con Emily. Ella pudo verificar mi identidad gracias al pentotal sódico y a una –debo reconocerlo- brillante acción estratégica por su parte. Sin embargo, a mi no me quedaba otra que acudir a la cita, depositando mi fe en que no se trataba de ninguna encerrona. Al menos, si el informe llegaba a su destino, alguien podría seguir la pista y rehacer el caminó hasta llegar al punto en el que yo me encontraba ahora.

En su mano, además, deposité un billete de cien dólares a Setiawan. -¡ése era su nombre! Ahora lo recuerdo. Me hizo cierta gracia, ya que en malay significa “hombre de fe”.- Era mucho dinero para ella. Mucho más de lo que podía ganar por las noches y con aquel individuo que custodiaba la puerta, como promotor de sus negocios –por así llamarlos-. De hecho, al pensarlo, caí en la cuenta de que no lo había oído en toda la noche. Durante algunos instantes, dudé en si salir de nuevo a la escalera metálica era una buena opción. Sin embargo, era mi única alternativa. Algunas lagunas en mi sentido común, no me dejaron percatarme de que una habitación sin ventanas no poseía una vía de escape rápido. Me armé de valor y asomé la cabeza al exterior. En contra de lo que yo pensé, el hombre estaba allí. De hecho, estaría allí hasta que le dieran sepultura, puesto que el corte que separaba la cabeza de su tronco, parecía ser el causante de su inmovilidad. La sangre que chorreaba por su garganta, se escurría por el entramado del suelo hasta caer a un gran charco rojo dos pisos más abajo.

Valoré la situación. No se veían vehículos ni personas que vigilaran nuestra posición. En cualquier caso, había que largarse. Tomé a la chica de la mano y bajamos la escalera lo más rápido que pudimos. Por el camino quedaron sus zapatos, salpicados en sangre y con los tacones partidos. Mi camisa se desgarró en un enganchón con un tornillo que arañó mi piel. Tras nuestro frenético descenso, me paré un momento, tomé su cabeza entre mis manos y le grité:

-¡Corre! ¡Corre!

Muerta de miedo, asintió con la cabeza y corrió callejón abajo hasta perderse tras la esquina. Yo avancé, cauteloso pero con paso ligero, en dirección contraria. Empuñé el arma que guardaba en el bolsillo y pegué mi espalda a la pared. Tomé aliento, tragué saliva y me aventuré a la avenida principal.

Continuará…

Leer el siguiente capítulo.


Si no lo has hecho aún, deberías leer primero:
- Crónicas de Adalsteinn (1ª Parte)
- Crónicas de Adalsteinn (2ª Parte)


Retomando el hilo, hablábamos de un demonio en particular. Ahora ya sabemos, por su tonalidad, que se encuentra adormecido en lo alto de una roca, y que su despertar puede depararnos mil y una sorpresas si, desafortunadamente, estamos presentes cuando eso suceda. Sí, podremos averiguar cuál es su color. Con eso podríamos incluso especular con cuál es su grado de inteligencia, o incluso su edad. Pero de poco nos serviría. Estos bichos, tienen un verdadero mal despertar. Ya que son perezosos por naturaleza, y sienten un verdadero placer al agazaparse y echar una cabezadita. Les molesta de una forma antinatural, el ser despertados de sus profundos y frecuentes descansos. Cuando cualquier animalejo, bestia o demonio despierta a otro demonio, ha de tener por seguro que no quedará impune.

Por suerte para nosotros, en este caso el demonio al que observábamos, se despertó de su profundo sueño por sí solo. Permanecimos inmóviles detrás de unas rocas. Por un momento, contuvimos la respiración y apretamos las nalgas. El temor a que el demonio se percatara de nuestra presencia, nos mantenía al mismo tiempo que nerviosos, sumamente cautelosos. Tratábamos de no mover ningún músculo, y sobre todo de no hacer ningún ruido. Aunque los demonios no gozan de un oído afinado, en el interior de la gruta, cualquier pequeño sonido se magnificaba por culpa del insistente eco que golpeaba las paredes.

Teníamos una posición elevada para nuestra observación. Esto nos otorgaba una leve ventaja sobre nuestro objeto de estudio, pero no por ello debíamos confiarnos. No había demasiada luz. La gruta en la que nos encontrábamos era más bien oscura, y tan sólo adquiría un leve color anaranjado, reflejo de un riachuelo de magma que discurría por un lateral de la estancia. Afortunadamente, ese mismo riachuelo, era el que nos separaba de nuestro curioso ejemplar demoníaco. Agazapados desde nuestro escondrijo, no adivinábamos a verle las alas, así que si la suerte nos acompañaba, en caso de que nos descubriera, no podría venir a por nosotros. En caso de tener alas…ese caso no se dio.

En un momento, el demonio al que vigilábamos se puso en pie. Se elevó sobre la punta de la roca y con las piernas ligeramente separadas, arqueó levemente la espalda, estiró los brazos y los elevó hacia arriba con los puños cerrados.
Nos pareció poder oír, incluso, el chasquido de alguna de sus vértebras, pero al momento ese sonido quedó ensordecido por un potente, desmesurado e inquietante bostezo. Lo escuchamos como si nos hubieran chillado detrás de la nuca. Era un sonido estridente, que nos puso la piel de gallina, y nos hizo darnos cuenta de que el miedo que habíamos sentido hasta ese momento no era nada, comparado con el que estábamos empezando a sentir. De todos modos, el bostezo de nuestro demonio, fue tan desproporcionado, que sonó más a una burla al sueño, que no a un verdadero bostezo. Una cosa estaba clara: Se trataba de un demonio verde. Eso nos daba un aliento de tranquilidad, ya que sabíamos que no podría alcanzarnos, o como mínimo, que no lo haría inmediatamente. No debemos olvidar que nos encontrábamos en una gruta muy profunda, la cuál podría ser o bien su madriguera, o si no, al menos, un cobijo que frecuentaba. Conocería mejor que nosotros todos los pasos, grietas y agujeros por los que moverse. También conocíamos que la probabilidad de que viniera a buscarnos era remota. Recordemos que estos seres son vagos por naturaleza, y que antes de mover un solo músculo, han de creer que el esfuerzo que van a hacer está justificado por lo que van a obtener por ello.

Asomé la cabeza por entre unas rocas, y pude ver su silueta. Medía poco más de metro y medio, pero aún así su figura era imponente. El contorno de su cuerpo se dibujaba con el contraluz formado por el calor del magma y la oscuridad de la cueva. Se había llevado las manos a la cintura, y miraba hacia abajo, hacia las incertidumbres de la profundidad, como un ave nocturna, cuando observa el ligero caminar de un ratoncillo en la noche del bosque. Su cola serpenteaba, y daba latigazos de un lado a otro. A veces se enroscaba y trazaba una espiral, para volver a chasquear y seguir serpenteando.


De repente, un sudor frío me recorrió la espalda.

Continuará...

Debo agradecer a +susana, del blog Mi reino y su fauna, que me otorgue el "Premio a la Imaginación". Aunque ya había recibido este premio con anterioridad, me enorgullece categóricamente recibirlo de sus manos.

- Na hay nada más grande que el universo.- Afirmó el ciéntifico.
- Sí que lo hay. La mente que es capaz de imaginarlo sin poderlo ver.- Replicó el escritor.


Yo por mi parte, le concedo este premio a:

- Y tu que lo veas. Diana.
- Mi ventana al mundo. Circe.
- En la niebla de los días. Maine


Premio al Blog con Huellas 2008.
Otro premio, esta vez de la mano de Leinad22 con su blog Mi Mundo.
Qué decir del carismático empuje que desprende con sus ingeniosas iniciativas. Gran amigo, gran persona y gran escritor.


Las palabras son caminos al alma. Te guían, te desnudan, te cobijan, en algunas ocasiones te amedrentan y en otras te emocionan. Cónyugues de nuestra mente y esclavas de nuestra voz, nos muestran la senda que ha de llevarnos al lejano horizonte de la sabiduría.

Gracias desde lo más profundo de mi ser.

Me parece oportuno adjudicar este premio a:

- Mundos paralelos. Noemí.
- El pequeño desván de los sueños rotos. Soñadora Empedernida.


Copiar todo desde aquí, que luego hay confusiones
Esta historia tomará un solo camino, por lo tanto solo hay que mandarlo a una persona¿Vale?Os pongo las reglas.

1.-Hay que escribir 2 lineas(pero dos lineas de verdad, que he visto gente con parrafadas), delante se tiene que poner el numero del cápitulo( 1 los 100 primeros. 2 los 100 siguientes y asi ) aparte del numero que eres.Por si no me explico bien, el numero 22 escribirá 1.22 (capitulo 1 persona en escribir 22)ok? Poniendo delante el nombre de su blog, por lo tanto quedaría de la siguiente forma(yo que voy a ser el primero) http://www.melees.blogspot.com/ 1.1 y mis dos lineas.Pongamos que me vuelve a llegar con el numero 33, pues pondría mi blog 1.33 y mis dos lineas

2.-¿Que pasa cuando se acaba el capitulo?(Recordemos la persona 100) que viene a mi blog y me avisa y yo lo publicaré en mi blog por capitulos. Y se empezará el siguiente capitulo desde el principio poniendo el link donde tendré el primer capitulo.Me explico, la persona 100 viene y me avisa de que el primer capítulo esta acabado, yo voy, lo publico en mi blog, y a la persona 100 le doy el enlace,¿porque? Porque si no se acumularía mucho texto, por lo tanto quien quiera seguir la historia tiene que apretar al link donde esta el primer cápitulo,leer el capitulo y seguir el capitulo 2 por libre(capitulo 1 y 2 no se encontarán)se empezara de nuevo hasta volver a llegar a los 100 siguiendo el hilo de la historia y empezar el capitulo 3 etc.. recordad que quien haga el cápitulo 2 tiene que poner su blog 2. y el numero que le toca en el capítulo(del 1 al 100).Cualquier persona que quiera poner el link en su blog para que sus lectores lean la historia pueden hacerlo sin ningun tipo de duda

3.-En principio quiero llegar a 10 capitulos , pero me gustaría que fuese como un libro , asi que si llega a los 20 o 30 capitulos sería un logro.

4.-Eso sí me gustaría que os lo tomaraís en serio, y no cambiaseís el ritmo de la historia,por favor, jeje que he leido cada cosa que me he caído para atras, jeje

5.-Como en el otro caso, cada persona dispone de un día para recogerlo, escribir y pasarselo al siguiente.Si esa persona no lo coge antes de un dia, se elije rapido a otra persona.Y por favor ya se que me repito, ante cualquier duda estoy aquí, no hagaís cosas para cagarla, si yo estoy aquí y os puedo ayudar.Si alguién se le ocurre algún titulo que me lo comunique ok?Otra cosa pensar que estais escribiendo un libro, así que podéis poner marcas, para separar los bloques de texto .Bueno empecemos:


Melees
1.1.-Si no hubiera despertado a Izan, o si el hubiera estado solo,creo que habría cruzado dormido la frontera de España,para ser rudamente despertado por los oficiales de aduanas españoles.

Mil mundos de fantasía.
1.2.-Sin embargo, derramé el café caliente sobre sus pantalones pocos metros antes de cruzar la barrera. Estábamos de nuevo en casa, pasaporte en mano y ojos de ilusión.

El siguiente es Vitalweb de La Estirpe de Zarathustra, si queréis seguir la historia ir a esta WEB
¡Ala! Ya que me sigues con tanta atención...¡Te ha tocado!

Si no lo has hecho aún, deberías leer primero:


A pesar de todo esto, la catalogación, por así llamarlo, de los demonios, no es tan simple. El paso de un estado a otro, por ejemplo de rojo a negro, se realiza de una forma lenta. Durante esta transición, los demonios mezclan los dos colores progresivamente. Esto nos deja que por ejemplo, de entre los demonios rojos, los que tienen un tono más cercano a un color nogal, son por su mezcla con el negro, los más inteligentes. Sin embargo, los bromistas demonios verdes se vuelven de un color marrón al mezclarse con el rojo. No obstante, esto no causará un problema de identificación, ya que cuando los demonios cruzan esta etapa, es cuando empiezan a desarrollar las alas. Unas alas que, lejos de servirles para volar, no hacen más que estorbarles. Acostumbran a tener verdaderos problemas con ellas. Muchas veces las despliegan sin ellos tener ningún control sobre ello, lo que les lleva a enredarse con ellas, pisárselas y darle golpes a todo lo que haya a su alrededor. A menudo, utilizan las alas para envolverse en ellas, como si de un estrafalario abrigo de piel y cartílago se sirvieran para darse algo así como aires de grandeza. No es para taparse, ya que los demonios, como tales, no tienen ningún sentido ni del pudor ni de la vergüenza. Tampoco sienten frío, a pesar de hallarse en ocasiones lejos del infernal sub-mundo del que provienen. Los demonios, simplemente, no sienten la temperatura. Un demonio nunca tiene ni frío ni calor. Se envuelven en sus alas para evitar que estas actúen por si solas en momentos desafortunados. Digamos, más bien que se sujetan las alas, enrollándoselas alrededor del cuerpo. Otro dato a tener en cuenta, es el tamaño de un demonio. Su tamaño, se deriva directamente de la edad que tienen. Crecen durante toda su vida. Nunca dejan de hacerlo. Esto nos aclara dos aspectos: El primero, es que, cuanto más viejos, más grandes. Si además añadimos que para llegar a ser un demonio negro (los más peligrosos) necesitan haber acumulado experiencias, haber vencido a otros demonios, y ser suficientemente poderoso para mantener su categoría. Tenemos como resultado que generalmente, los demonios más grandes son los de color negro, les siguen los de color rojo, y por último, los impertinentes demonios verdes. El segundo es, si cabe, aún más inquietante que el primero. No se conoce el límite de edad de un demonio, por tanto tampoco conocemos el tamaño máximo al que puede llegar. Algunos escritos, recuperados en las excavaciones de ancestrales y remotas ruinas, relatan la existencia de demonios de más de doscientos años. Los describen con alturas superiores a los doce metros, y aseguran que con sólo dejar caer su puño, podían hacer que se estremeciera la tierra, y se abriera como un melón maduro. A pesar de todo, no puede garantizarse la credibilidad de estos textos. Lo que sí que se ha podido constatar gracias a ellos, es que se tiene conocimiento sobre la existencia de estas aberraciones vivientes, desde tiempos muy remotos. Después de todos estos datos, sin duda, interesantísimos, falta describir la que, a mi parecer, es una de las principales características de estos guardianes de las tinieblas. Los demonios tienen, sobretodo, un enorme ego. Poseen una autoestima tan alta, que sobrepasan, de largo, la más absoluta de las impertinencias. Carecen del menor sentido de culpa, arrepentimiento o retracción. Haga lo que haga un demonio, él siempre creerá que ha hecho lo mejor, que nadie le superará, que no habrá otro capaz de ser como él, ni de pensar como él, ni de actuar como él. Además, quieren hacer que el todo gire a su alrededor, que todas las cosas ocurran, simplemente, para y por su provecho. Estas criaturas son egoístas, egocéntricas y ególatras. Jamás ayudarán a otro demonio, y mucho menos a ninguna otra criatura, si con ello no obtienen nada a cambio que satisfaga su hambre, su poder o simplemente su curiosidad. Por decirlo de otro modo, los demonios no son precisamente, lo que se dice bondadosos. Es, creo yo, y esto es una opinión personal, lo que hace de los demonios unas de las criaturas más detestables que existen sobre la faz de la tierra. Bueno, sobre y bajo la tierra. Debemos recordar que su hábitat natural se encuentra a varios miles de kilómetros bajo nuestros pies. Allá por el inframundo.

Continuará...

- Crónicas de Adalsteinn (3ª Parte)

Pues una vez más, mi querido amigo Darken me otorga un fabuloso premio para colocar en la vitrina, junto al guiness por el chiste más largo del mundo. (Llevo 33 años y empezó el día que nací, XD).

Y como las normas son las normas....
Yo premio con esta hermosura de pelo verde, botas de "pilingui" y culito de quinceañera a:

- De cervezas con la luna. (Don't worry, be happy)
- Mi Mundo. (Leinad22)
- Desde el amanecer. (Akeru)
- Today is when my book begins. (Miss Me)
- Ich hasse dich. ()

¡Ala, a disfrutarlo!


En un retículo incandescente del averno, rodeado de magma, aullidos y almas en pena, en dónde se purgan los males, se pagan las deudas y se limpian los espíritus, se encontraba, encaramado en la punta de una roca, y sentado como un beduino, un joven demonio de intrigante aspecto.

Sus brazos algo huesudos, eran suficientemente largos para rodearse las rodillas y llegar a entrelazar los dedos de las manos sobre su espalda. Aún así, parecían no ser suficiente, por lo que se abrazaba con más y más fuerza cada vez. A pesar de tener la cabeza escondida en su regazo, sus largas orejas puntiagudas sobresalían desmesuradamente de su perfil, proyectando una extraña sombra sobre el suelo. Unas largas piernas, también un poco carentes de carne, encontraban su fin en unos grandes pies. Tenías los dedos largos y delgados, con una sorprendente desproporción, en dónde los huecos que quedaban entre ellos, hacían silbar al viento al pasar. Las yemas, desgastadas de caminar descalzo por el suelo, que ya por abrasivo, o por ardiente, hacía imposible el caminar de cualquier humano. Arqueaba esos desproporcionados pies, hincando las puntas de los dedos, y el talón, sobre la roca.

Su cola, casi tan larga como sus piernas, reposaba a un lado, sin ningún movimiento aparente, y dejando descolgar su punta en forma de flecha por el borde de la piedra.
Unos pequeños bultos en su espalda, dejaban intuir lo que algún día serían unas grandes alas. Por el momento, no eran más que una rareza, casi una anécdota, y lo único que indicaban era su aún temprana edad. Pasarían largos años de aprendizaje hasta que pudiera volar como los grandes demonios, que con sus vanidosos vuelos cruzaban la oscuridad de las grutas, y teñían con sus sombras las paredes de las cuevas.
Tenía en su piel un tono grisáceo, casi ceniza, pero más cercano al negro que al blanco. Sus rasgos, los pliegues de su piel, y alguna que otra cicatriz, se tornaban de un color azabache, y conformaban su figura como en un antiguo dibujo hecho a carbón.

Lejos de lo que se cree, los demonios no son ni verdes ni rojos. Hoy en día, es un hecho ya constatado, por expertos y estudiosos, que la piel de los demonios cambia de color según la etapa de su vida en la que se encuentran. Unas etapas marcadas por largos intervalos de tiempo, que plasman las vivencias, victorias y derrotas, que reflejan sus diversiones, penurias, o simplemente la influencia que otros demonios ejercen sobre ellos. Aunque se desconoce exactamente el motivo, se cree que en su sangre abunda una toxina neurosensible que cambia el estado de las células de su piel. Esto en realidad es una teoría, ya que jamás se ha podido capturar a unos de estos seres con vida. Y como es de suponer, por el momento no se ha ofrecido ninguno voluntario para que se le practiquen las pruebas pertinentes.

Se han realizado diversos estudios sobre la coloración demoníaca, y aunque existen ciertas controversias, algunos creen saber ya suficiente sobre estos engendros de las profundidades abismales. Lo cierto es, que por el momento, sí que hay datos para empezar, si más no, a conocerlos, a predecir en la medida de lo posible su comportamiento, y a estar, en cierto modo, preparados para cuando percibamos su presencia. Los conocimientos básicos giran entorno a la coloración de su piel, que nos previene de lo que se nos avecina cuando nos cruzamos con uno de ellos.

Los colores conocidos y clasificados son los siguientes:
Un color verde, delata a una demonio travieso, en ocasiones divertido. Un demonio que juega, salta y bromea. No por eso debemos olvidar, que sus juegos y bromas, le divierten a él, y que aquellos que son objeto de su distracción probablemente no lo pasen tan bien. Han sido vistos demonios de este color en bosques, en los aledaños de parques, granjas y poblados. En general, podría decirse que abundan en zonas húmedas, en la proximidad de arroyos, pantanos y ciénagas. Suelen rodearse de espesas neblinas casi cegadoras que les aventajan en sus burlas, y a la vez les protegen, ya que aún siendo como son, al fin y a cabo, demonios, no destacan ni por su fuerza, ni por su inteligencia. Les gusta especialmente salir al alba, y su abanico de distracciones abarca desde pequeñas torturas a un roedor, hasta sustos en los caminos a los pobres aldeanos. Lejos de poder verlos, lo cual es realmente difícil, podremos oírlos a nuestro alrededor, con agudas e insistentes risas burlonas, con susurros y tentaciones, y con sus insultos y ofensas habituales. Acostumbran a ser demonios jóvenes, de los que aún no vuelan. Aunque el objeto de sus juegos suele ser el simple entretenimiento, nunca se debe confiar en un demonio verde. Vamos, al menos yo no lo haría.

Conocemos también el color negro de los demonios. Éstos, son demonios en estado pensativo. Demonios que maquinan y planean. Demonios, que por su propia condición de demonios, nunca cavilarán nada bueno. Estos demonios de color negro, manipulan y dirigen a los de menor poder. Son poderosos, poseen fuerza e inteligencia. Raras son las veces que se ha podido ver a uno de éstos. Se esconden en grutas, pozos, gargantas y lugares fríos y sombríos, mientras utilizan a otros en su provecho. Son probablemente los más peligrosos. Sin embargo, las probabilidades de cruzarse con uno de éstos, es más bien remota. Aún así, si alguna vez te encuentras a uno, te aconsejo que huyas despavorido. Estos demonios de color negro han conseguido su estatus venciendo a otros demonios. Por ello, además, acostumbran a ser los más audaces, los más fuertes y los más temibles. No se conoce a nadie que jamás haya logrado vencer a un demonio de estas características.

Otra tonalidad catalogada para estos seres, es, como no, el color rojo. Los demonios de color rojo, son los que se encuentran en un estado más agresivo, más peleón, y normalmente, son el brazo ejecutor de las maldades concebidas por los demonios anteriormente descritos: Los demonios negros. Rara es la vez que estos especimenes actúan solos. Forman grupos que pueden ir desde apenas una par o tres de ellos, hasta varios cientos, o incluso dicen algunos escritos, que llegaron a documentarse grupos de varios miles. Sin embargo, este dato roza más la leyenda que la verdad. En la actualidad, no se tiene constancia de grupos mayores de un par de decenas. Son, en su totalidad seres alados, con capacidad para volar, con una gran fuerza, superior en gran medida, a la de los hombres. Llegan a alcanzar los tres metros de altura, y deben pesar cerca de unos trescientos kilos. Como la naturaleza es sabia y justa, o al menos a mi me consuela pensar así, para contra restar estas tremendas aptitudes físicas, los ha creado sumamente torpes, y sin duda alguna, terroríficamente tontos. Suelen centrar su atención en un único objetivo, persona o cosa, y no perciben demasiado bien lo que ocurre a su alrededor. Es fácil engañar a un demonio rojo, pero no lo es tanto el vencerlo. Tan sólo en algunas ocasiones se ha podido derribar a estos gigantes. Aún así, normalmente, los artífices de estas hazañas no sobreviven para contarlo. Si logras engañar a uno, aprovecha para salir corriendo. En cualquier caso, nunca se debe hacer enfadar a un demonio rojo. Cuanto mayor es su enfado mayor es su capacidad destructiva.

Existe un último color conocido: El color blanco. Un demonio de color blanco es un demonio que está muerto. Nunca des por muerto a un demonio, si su color no es totalmente blanco.

La intensidad del color de un demonio viene dada por su vitalidad. Es decir, cuanto más rojo es un demonio, a su vez, más peligroso se torna. Cuanto más verde, más pesadas serán sus bromas, cuanto más negro, mayor su capacidad de manipulación, estrategia y de destrucción. Así mismo, cuando un demonio pierde vitalidad, ya sea por hallarse en un estado de reposo o tranquilidad, o por haber sufrido heridas que han socavado su fuerza, tiende a aclarar el tono de su piel. Todos los demonios, absolutamente todos, cuando duermen poseen en su piel un color gris ceniza, pero más cercano al negro que al blanco.

Continuará...

- Crónicas de Adalsteinn (2ª Parte).


Leer la historia desde el principio.
Leer el capítulo anterior.

Querida Suzanne, mi periplo vacacional por Malasia está resultando de lo más relajante y reparador. Espero con ansia el momento de contarte los detalles de cuantas excursiones estoy realizando. Ayer mismo, volé hasta Bali para admirar la belleza de sus paisajes y templos. He hecho cierta amistad con algunos lugareños, y mañana han prometido llevarme a dar un paseo en su furgoneta. Ojalá estuvieras aquí para disfrutar juntos de un plato de satay con salsa de cacahuetes y un rico kacang de postre.

No deja de sorprenderme la diversidad cultural y la apacible convivencia entre las diferentes religiones. Dependiendo del barrio en el que te encuentres, es fácil creer que has viajado al corazón de china o a alguna ciudad de la India. Existe un dicho que reza que el malayo gobierna, el chino se enriquece y el indio hace el trabajo sucio. Así pues, he optado por alejarme lo más posible de estos últimos. Sabes que no soy hombre de prejuicios, sin embargo, creo que no está de más el eludir ciertas temeridades.

No te cuento mucho más. Prefiero dejarlo hasta nuestro reencuentro y poder explicarte mis experiencias en persona.

Espero que te vaya tan bien como me va a mí. Un beso y un abrazo.

Con cariño,

Alex.

……..

Mientras ensobraba mi manuscrito, podía oír a aquellos dos hombres, maldiciendo mil y una veces al ver que no me encontraba en mi cuarto. De hecho, como yo me temía, el conserje no era buen confidente y también les dio el número de mi segunda habitación.

El fondo del cuarto de mantenimiento no era, en absoluto, un espacio cómodo en donde descansar mis doloridos pies y mi estómago revuelto. Rodeado de cubos malolientes y fregonas octogenarias, empezaban a abordar a mi subconsciente ciertas dudas acerca de la higiene del lugar. Allí, más que guardar los enseres de limpieza, parecía que los hubieran enterrado como si de un cementerio nuclear se tratase. Había encontrado una lona con la que conseguía mitigar, en gran medida, la luz que emitía aquel pequeño llavero-linterna que sujetaba con los dientes mientras escribía. Sin embargo, la falta de ingestión de alimento sólido en todo el día, junto con el encuentro del sabor del plástico recalentado, me hacían babear cual retoño con chupete, dejando algunas gotas de saliva, a modo de firma, al pié de aquella breve carta.

Escuché de nuevo los pasos en el pasillo. Contuve la respiración y apagué la linterna. Por el leve pero agudo chirrido de las bisagras, supe que alguien abría la puerta. Mi pulso se aceleró y preparé mi bolígrafo para hincárselo al que levantara la lona. Unas palabras en malay sonaron desde el pasillo y aunque no alcancé a comprenderlas, sirvieron para que el hombre saliera corriendo y dejara la puerta entreabierta. Probablemente, habían dado con la ventana cuyo cristal yo había roto antes de esconderme y que había dejado, a modo de señuelo, para hacerles creer que había huido saltando al tejado del edificio colindante. Dos sábanas anudadas, mecidas por el viento y empapadas por la lluvia invitaban a descender los escasos cuatro metros de altura.

Aguardé unos minutos, por si alguno de aquellos hombres permanecía por allí. El tenaz pisoteo sobre mi pierna me hizo saber que las ratas se alegraban de verme mucho más que yo a ellas. Temí que empezaran a morderme. ¡Sabe Dios, que enfermedades podrían transmitir aquellas bestias!
Abandoné el pequeño cuartito dejando atrás a mis perseguidores y a aquellos juguetones roedores, los cuales ya habían hecho un par de agujeros en mis vaqueros.

Por suerte para mi, había estudiado con gran detalle, el día en que me registré por primera vez en el hotel, todas las posibles entradas y salidas, escaleras, ascensores y como no, la cocina. Fue ese mismo día cuando decidí que prefería aventurarme a degustar la comida autóctona en los numerosos puestos de comida callejera que podían encontrarse por la ciudad. Sin embargo, aproveché mi segunda visita a la cocina, y tras una propina de diez dólares americanos a un camarero, para salir al exterior mediante una pequeña portezuela de servicio.

No creí prudente acercarme a mi consigna de la estación. Puede que me hubieran estado vigilando antes de viajar a Yogyakarta. Me dejé llevar por las calles y por la lluvia. Caminé con paso determinado, pero sin echar a correr, durante algo más de media hora. La noche cerrada en la ciudad, trascendía, en algunos barrios, en todo un festival de prostíbulos y garitos de mala muerte, con rancio olor a whisky barato y perfume de mujer. La extraña abundancia de carne joven en alquiler, convertía a algunos callejones en supermercados de la perversión, con turistas sin escrúpulos y proxenetas con menos escrúpulos aún.
Las risas de unos, y los llantos de otras, hacían de aquella muchedumbre de prostitutas, pervertidos y oportunistas un parapeto en el que ocultarme durante algún rato.

Es conocida la exagerada sumisión de las mujeres malayas, así que pagué por los servicios de una joven asustada y alquilé una pequeña habitación a un hombre cuyo revólver asomaba por encima de su cinturón. Lejos de buscar el desenfreno de la lujuria, había conseguido, gracias a u puñado de billetes, un lugar en donde pasar la noche y un guardaespaldas en la puerta.

Continuará….

Leer el siguiente capítulo.


Bueno, desde el blog de La estirpe de Zarathustra, me ha llegado este juego que puede ser muy interesante. Sólo hay que pensar 2 frases y escribirlas para continuar la historia.
Las reglas son las siguientes:

1. Cada persona pondrá el nombre de su blog delante de sus frases.
2. Se las enviará a 2 personas.
3. La siguientes personas al copiar el post, borrarán las direcciones de blog puestas, harán sus dos líneas y se las mandarán a otras dos, así sucesivamente.
4. No se puede devolver el post a la persona que te lo envió.
5. Y si te vuelve a tocar, no se la puedes enviar a la misma persona que se lo enviaste.
6. El blog número 100 terminará la historia y la mandará al email leinad19xico@hotmail.com
7. Si tenéis alguna duda ya sabéis donde localizarme
8. Ah! Última y muy importante regla, la persona a la que aviséis de que es la siguiente sólo tiene un día para coger el relevo, si en un día no lo ha hecho no vale, y se lo tenéis que comunicar y cambiar de blog.

Si esto sale bien, durará un máximo de 100 días y serán unas 1000 frases.El responsable de la idea es , http://www.melees.blogspot.com/ asi que, las reclamaciones a él. Os agradecería que siguierais con la historia, será muy divertida y entretenida.


El relato:
Era impensable, no me lo podía creer, mi mente daba vueltas una y otra vez y no conseguía ser consciente de lo que había pasado, ya no había vuelta atrás, era todo tan confuso. Miré durante unos instantes el martillo ensangrentado, lo envolví en un paño que encontré en el primer cajón de la cómoda y lo escondí en el fondo del armario. A los tres minutos me encontraba en la calle, necesitaba airearme, pensar...


En aquellos momentos mi mente aún no estaba preparada para ello... el aire gélido de la mañana cortaba mi rostro como un cuchillo acerado, aún sentía en mi pecho el ritmo acelerado de mi corazón sobresaltado por los espeluznantes hechos que había, en fracciones de segundo, vivido...Aún no podia explicarme cómo demonios había llegado el martillo hasta mis manos y porqué reaccioné de la forma tan brutal como lo hize... Sólo sé que había acabado todo, que era el fin de mi tortura y el comienzo de una vida mejor. Por primera vez, me senti libre.Habia logrado lo que estaba deseando hace mucho tiempo.
lawarradelosmundos.blogspot.com: ¿O realmente yo no lo había deseado nunca? Solamente las circunstancias me habían hecho llegar a aquel extremo en el que me encontraba.

cuentosdeadarkan.blogspot.com No, seguro que detras de todo aquello habia una fuerza misteriosa que me apoyaba. La pregunta era ¿Por que?

La Estirpe de Zarathustra. Sacudí la cabeza.. No me debía engañar por mas tiempo, no, yo yá se mi verdad, pero al estar dormitando tantos segundos de mi vida me vá a costar desperezarla.

Mil mundos de fantasía. Tal vez, la bruja de mi suegra no merecía brecha de tales dimensiones en su cráneo. Sin embargo, por una vez, creía haber hecho lo correcto.

Es el turno para +susana de:

Mi reino y su fauna.

NOTA: Para ayudar a promocionar los blogs de cada uno de los que contribuyen, me tomo la libertad de añadir el enlace correspondiente delante de cada aportación. Y en lugar de pasárselo a dos, se lo paso sólo a uno. Por que soy así de chulo.


Leer la historia desde el principio.
Leer el capítulo anterior.

Se me había pegado la camisa a la espalda por culpa del sudor. Sin embargo, la piel de mis brazos y piernas se contraía en un escalofrío erizando mi escaso vello corporal. Las últimas palabras de Emily amartillaban mi cabeza y la resaca del pentotal saltaba a la comba dentro de mi estómago. Parpadeé un par de veces antes de poder ver más allá del cristal de mi ventana. En ese preciso instante sobrevolábamos la costa indonesia para cruzar el mar que nos separaba de la península.



Odiaba la sensación de saber que debajo nuestro tan sólo había agua. En caso de desastre, me horrorizaba la idea de quedarme sólo a la deriva en medio del océano. A merced de las corrientes y los vientos. Claro que mejor solo, que en compañía de los tiburones malayos y a la suerte de su apetito.

- Creo que te has desmayado. –Dijo Emily.

Me limite a mirarla con desprecio, como un niño enfadado que ya no quiere jugar.

- Lo que aún no entiendo…Si tu eres Emily, ¿quién era la chica de Borobudur?
- También era Emily.
- ¡¿Me tomas el pelo?! –Exclamé, entre enojado y perplejo.
- Al igual que yo, esa chica es un miembro del servicio secreto malayo. Todas nosotras tenemos como único nombre: Emily. Eso nos proporciona cierta invisibilidad ante la vigilancia a la que estamos constantemente sometidas. Cuando te dieron la directriz de encontrarte con Emily, tú supusiste que se trataba de una mujer. Los hombres que capturaron a esa chica pensaron lo mismo. Sin embargo, tú no debías encontrarte con ella.
- ¡Ah! ¿no? –Pregunté, asombrado al empezar a comprender algo de todo aquello.
- No. Tú debías encontrarte con Emily, es decir con una de nosotras. La chica del templo debía ser un señuelo para distraer la atención. Sin embargo, tú te precipitaste un poco. No contábamos con que te dieras tanta prisa en seguir a la chica. Digamos que aquí, nos tomamos las cosas con más calma.

La verdad, que en Malasia, rara vez se veía a un malayo corriendo. No deja de ser curioso, aunque a veces resulta exasperante, ver la parsimonia con la que se mueven por las ciudades. En realidad, de ese mismo modo, realizan todos y cada uno de sus actos. Supongo que el significado de la palabra estrés, toma un cáliz muy distinto cuanto más al Este se desplaza uno. De este modo, para un occidental, resulta realmente fácil parecer impetuoso.

- Entonces… ¿Cómo debo llamarte ahora que ya se lo de Emily?
- Emily. –dijo, mientras esbozaba de nuevo aquella seductora sonrisa.

Permanecí en silencio unos segundos, para asegurarme de haber asimilado las palabras de Emily. Sin duda alguna, ella tenía la situación dominada, mientras que yo…yo necesitaba ir al baño.

Antes de desembarcar, aquella temible belleza asiática, me marcó unas claras directrices para encontrarnos al día siguiente en un lugar seguro y realizar allí el intercambio de información para el que yo había viajado a Asia. Descendimos del avión, y una vez en la terminal, cada uno se fue por un camino diferente. Sin volver la vista atrás.


Tomé un taxi en dirección al Dorsett Regency. Pasaría allí la noche, para buscar un nuevo hotel a la mañana siguiente. El trayecto desde el aeropuerto pasó ante mis ojos como una película de cine mudo. Mi mente era incapaz de enlazar dos ideas seguidas, así que me acurruqué en el asiento de aquel viejo coche y esperé hasta llegar al hotel.

Al llegar al hotel, pude ver, por el rabillo del ojo, a dos hombres en el interior de una furgoneta. Se me aceleró el pulso y se me agarrotaron las piernas. Eran los hombres que capturaron a Emily, bueno a la primera Emily, en Borobudur. Pedí una nueva habitación, y le di una buena propina al conserje para que no lo anotara en el registro. Aún así, quizás no fuera prudente quedarme allí esa noche.

Continuará…

Leer el siguiente capítulo.



Desde las llanuras de Adarkan, más allá de donde tus sueños gozan soñar, mi amigo Darken me adjudica este maravilloso premio. Prometo guardarlo en la cédula atemporal de mi corazón, junto a los básicos recuerdos, los sentimientos espontáneos y la ilusión de quién se siente querido.

No sabéis lo feliz que me hacéis con vuestros premios, vuestros comentarios y en fin, simplemente por estar ahí, al otro lado del cable del teléfono. Lo digo con la humildad de quien deja caer diez dedos sobre un teclado con cierta anarquía, y como resultado obtiene el cariño de todos vosotros. Un millón de gracias.

Pero...esto no es gratis, no, no, no....
Hay que pagar tributo de meme:

1. Contar aquello que nunca has sido capaz de hacer y que te encantaria poder conseguirlo.

2. Contar algo de lo que siempre te arrepentiras y que esperas que nunca vuelva a pasar.

3. Contar el mejor momento de tu vida

1. Trabajar en el desarrollo de un satélite artificial, o en su lugar de cualquier vehículo espacial. (No os creáis que estoy tan lejos de ello).

2. En algunas ocasiones, hace mucho, mucho tiempo, me porté mal con algunas personas. Obviamente, creo haber madurado, al menos un poquito, así que no creo que vuelva a suceder. Me gustaría tener la oportunidad de pedir perdón a esas personas.

3. Mi primer sueldo "decente" o el día de mi boda. Están los dos ahí, ahí. Ambos marcaron importantes puntos de inflexión en mi vida.

Yo por mi parte, concedo este premio a los siguientes blogs:

- Porque los días de lluvia son los mejores. Laury.
- Mi sueño virtual. Diego.
- Relatos Inhóspitos. La Vieja.
- Paseáte por mi blog. Felipoween.

Ala, me voy a dormir. Besos y abrazos.


Leer la historia desde el principio.
Leer el capítulo anterior.

- ¡Hantu! ¡Hantu!

Los gritos despertaron en aquellos hombres un, aparentemente, inusitado nerviosismo. Se apresuraron a regresar por donde habían venido, y se llevaron a la mujer con ellos.


En lengua malaya, “Hantu” significa fantasma. De ahí el cambio de actitud de los hombres al escuchar esa palabra en boca de la joven. A día de hoy, aun no alcanzo a comprender los miedos de ciertas culturas, por muy avanzadas que estén en algunos aspectos, hacia viejas leyendas tradicionales.

En Asia, lo que nosotros conocemos como “historias de terror”, son para sus habitantes, conocimientos ancestrales que se transmiten generación tras generación. Desde niños, sus familias les explican viejas historias folclóricas, que terminan convirtiéndose en sus creencias. De este modo, jamás pierden sus temores hacia “Hantu”, en las diversas formas en las que éste se presenta: Hantu tetek, hantu lilin, hantu tinggi, hantu raya o hantu bungkus. Pero eso no es todo, tienen innumerables espectros a los que temer, como tienen también la misma cantidad de remedios para ahuyentarlos.

Estaba claro que la entrega había sido un fracaso. Sin embargo, eso me traía sin cuidado. Mi mayor preocupación en ese momento era salir del complejo de Borobudur sin que me detuviesen a mí también. Quizás habían intervenido la llamada que recibí de Nenad, o quizás estaban siguiendo a Emily. De eso me preocuparía luego.

Por suerte, la experiencia me había enseñado a tener recursos para estos casos. A través de la vegetación, me abrí paso hasta volver a los jardines que rodeaban el templo. Evité los caminos y los puntos ciegos. Traté de ocultarme tras las plantas, las piedras, me tiré al suelo y me arrastré…

No sabía quienes eran los captores, ni si estaban buscándome también a mi. Al cabo de un rato, topé con el que probablemente, por sus ropas, era un lugareño. No lo pensé ni un segundo. Me abalancé sobre él, golpeándole en la cabeza con todas mis fuerzas. El hombre, de pequeña estatura, renqueó y trató de mantenerse en pié, pero tras varios pasos infructíferos, cayó de bruces. -Pobre hombre, se cruzó en mi camino sin siquiera imaginarse lo que le iba a pasar-. Lo así por las axilas y lo saqué del camino, ocultándolo en la frondosa vegetación. Recogí su sombrero del suelo, y me oculté yo también. Temía que aquél hombre se despertara y empezase a gritar, así que me apresuré en quitarle la ropa. Dejé mi camisa y mi pantalón junto a su cuerpo, me puse la chilaba y me encasqueté el gorro típico musulmán. La ropa me venía bastante pequeña, y mis tobillos asomaban, dejando entrever la blancura de mi piel.

Conseguí salir de allí sin ser detectado. A pesar de eso, valga decir que en apariencia, era como si no hubiera sucedido nada extraño, pues no se veía especial nerviosismo en los guardias de la puerta del templo. -Quizás aquellos hombres eran…No, no podía ser.-

Cogí un taxi y me dirigí directamente al aeropuerto de Yogyakarta. Allí compre nueva ropa, más al estilo occidental al que yo estaba acostumbrado, y tomé de nuevo un avión hacia Kuala Lumpur. Todo se había ido al traste, pero en mi cabeza había algo que no encajaba y yo no sabía que era. Trataba de encajar la extraña y repentina aparición de aquellos hombres, la mirada de la joven con el labio partido, el hecho de que el punto de intercambio se hallase tan lejos de la capital malaya. Por suerte, nadie había interceptado la información que yo debía facilitarle, y seguía llevándola conmigo, aunque a mi no me sirviera de nada. Sentía algo de culpa por no haber podido ayudar a aquella pobre chica, y sin duda más aún por el pobre lugareño. Tan pronto como me senté en la butaca del avión, me relajé y caí en un reparador sueño.

Desperté al cabo de un rato, no sabría precisar cuanto. En la butaca que había junto a la mía estaba sentada una bella joven de origen asiático. Incómodo por la situación, le sonreí y volví mi mirada hacia la ventana.


- ¿Conoce Ud. Malasia? –me preguntó la joven en un más que aceptable inglés.
- Apenas. –le contesté.
- Tienen una cultura muy interesante. ¿Ha oído hablar de Hantu?

Se erizó el bello de mis brazos y un escalofrío recorrió mi espalda. Sentí que empezaba a sudar y una náusea me hizo recordar que no había ingerido nada en todo el día.


- Sí…pero no sé mucho –balbuceé en un inglés mediocre.
- Apuesto a que sí que sabes algo, Alex. ¿Puedo llamarte Alex?

Estaba empezando a marearme. -¿Cómo demonios sabía mi nombre? ¿Quién era esa mujer?- Se me estaba nublando la vista por momentos y temí desmayarme. Sentía un agudo dolor en el brazo derecho, y apenas podía moverme.

- Siento las molestias, pero tomo mis propias precauciones. Espero que lo entiendas. –dijo la joven mientras mostraba una amplia sonrisa.
- ¿Cómo…?
- Me refiero al malestar que estás experimentando. Es una mezcla de pentotal sódico con un pequeño paralizante. Te lo inyecté mientras dormías, pero no te apures, se te pasará cuando lleguemos.


Al parecer, esa extraña droga estaba alterando mi organismo, pero sin embargo, yo era plenamente consciente de todo lo que sucedía. Es más, sentía una lucidez que nunca antes había experimentado. Era algo así como volver a ponerse las lentillas tras varios días sin hacerlo. Lo veía todo claramente iluminado y con unos colores exageradamente llamativos.
- Bueno, ya podemos empezar. Ya han pasado cinco minutos.

- ¿Empezar a qué? –pregunté asustado.
- ¿Cómo te llamas?
- Alex. –respondí irremediablemente.

¡El pentotal sódico! Ahora sabía de qué me sonaba. Es el conocido “suero de la verdad”. Hasta aquel momento había creído que se trataba de un invento de Hollywood, o que procedía de alguna novela de espías. Jamás pensé que pudiera ser real, y menos que realmente se llamara así.

- ¿Para que has venido a Indonesia? –continuó preguntando la chica.
- Para...para…entregar una información…
- ¿Con quién debías encontrarte y quién te envía?
- De…debía encontrarme con Emily…me…envía Nenad…-Estaba asombrado de mi total incapacidad para callarme todo aquello, y no daba crédito al buen funcionamiento de la droga.
- ¿Y el salvoconducto? –preguntó la asiática con un gesto serio en su cara.
- ¡Haaaaaantuuuuuuuuu!-respondí de igual modo que lo haría un niño pequeño.

Estaba cantando como un jilguero. No me lo podía creer. Toda la operación había sido un completo desastre. Primero lo del templo y ahora esto.

- Está bien. –dijo la chica- En cinco minutos estarás como nuevo.

Extrajo una especie de bolígrafo de su bolsillo y me pinchó en el brazo derecho. Lo de antes no era dolor. Lo de ahora sí.

- Me llamo Emily.-dijo- Lo siento si he sido un poco brusca, pero debía asegurarme.

¡La muy puta! Dicen que la primera impresión es la que cuenta. Sin embargo, yo discrepo enérgicamente, sobre todo en lo que a Emily se refiere. La primera sonrisa fue encantadora, pero entre lo del pentotal y la sorpresa de decirme quién era, cambiaron en mí la opinión que pudiera tener de ella.

Continuará…


Leer el siguiente capítulo.


Entradas más recientes Entradas antiguas Inicio