Estimado Dr. Tempelton:
Me agrada saber que se encuentra ya mucho mejor. Aguardo con impaciencia su pronta y total recuperación y cuento con ansia los días que faltan para repetir nuestras pequeñas charlas. No puedo negarme a admitir que de un modo u otro, a mi me resultaban tan placenteras como espero que le resultasen a usted también.
Sin embargo, debo confesarle que la noticia de su intento de, digámosle, poner fin a su existencia, no me cogió para nada por sorpresa. No fue fácil adentrarme en sus ideas y convicciones, tan profundamente arraigadas, de esas restricciones totalitaristas acerca de lo que está bien y lo que está mal. Aunque en realidad, creo que sería vanidoso por mi parte el atribuirme todos los méritos. Yo no hice más que alimentar sus más instintivos temores, escondidos tras un escritorio de caoba y un título de psiquiatría.
Fueron aquellas charlas, en las que usted ahondaba en mi obsesión con el paso del tiempo, con la duración de la vida, y otras absurdas ideas que me permití revelarle, con cuentagotas, para mantenerme distraído con su compañía. De hecho, el paso del tiempo, realmente no me importa lo más mínimo. Debería saber ya, que dispongo de él en grandes cantidades y aunque no pretendo pasar en este hospital lo que me queda de vida, tan poco tengo prisa por salir.
Aunque indudablemente, me he guardado el privilegio y el poder de manejar su vida a mi antojo con sólo susurrarle unas palabras al oído, he encontrado un nuevo divertimento a costa del personal de la planta de psiquiatría. Lo de inducir al suicido ya está muy visto, usted lo sabrá mejor que nadie, así que me he decantado, en esta ocasión, por adiestrar, desde el subconsciente, a algunos de sus subordinados. Así, si le parece, tendremos algo sobre lo que charlar cuando se reincorpore y yo, mientras tanto, me recrearé viendo crecer su desconfianza hacia los suyos hasta un grado extremo.
Tal vez algún día consiga desmenuzar los entresijos de mi perturbada imaginación, O quizás, sin darse cuenta, despierte un día en una celda, con suerte contigua a la mía, habiéndose convertido en un huésped más de esta santa institución mental.
A diferencia de los aburridos compañeros de terapia, la mayoría de los cuales son incapaces de atarse los zapatos por sí solos, debo decirle que en mi caso, la locura no es más que un mero capricho de mi cordura. Aunque usted se empeñe en mantener lo contrario.
Sea como sea, el futuro de ambos es realmente incierto y pende de una cuerda al igual que lo hacía su cuello hace apenas unas semanas. Siento haber avisado a la enfermera y de ese modo, frustrar sus intenciones, pero lo encontré de lo más tentador. Quizás la próxima vez, por que habrá próxima vez, se decante por una botella de bourbon en la bañera, acompañada de una afilada cuchilla sesgando sus muñecas. ¿Se lo ha planteado?
Reciba un afectuoso abrazo de su amigo.
Me agrada saber que se encuentra ya mucho mejor. Aguardo con impaciencia su pronta y total recuperación y cuento con ansia los días que faltan para repetir nuestras pequeñas charlas. No puedo negarme a admitir que de un modo u otro, a mi me resultaban tan placenteras como espero que le resultasen a usted también.
Sin embargo, debo confesarle que la noticia de su intento de, digámosle, poner fin a su existencia, no me cogió para nada por sorpresa. No fue fácil adentrarme en sus ideas y convicciones, tan profundamente arraigadas, de esas restricciones totalitaristas acerca de lo que está bien y lo que está mal. Aunque en realidad, creo que sería vanidoso por mi parte el atribuirme todos los méritos. Yo no hice más que alimentar sus más instintivos temores, escondidos tras un escritorio de caoba y un título de psiquiatría.
Fueron aquellas charlas, en las que usted ahondaba en mi obsesión con el paso del tiempo, con la duración de la vida, y otras absurdas ideas que me permití revelarle, con cuentagotas, para mantenerme distraído con su compañía. De hecho, el paso del tiempo, realmente no me importa lo más mínimo. Debería saber ya, que dispongo de él en grandes cantidades y aunque no pretendo pasar en este hospital lo que me queda de vida, tan poco tengo prisa por salir.
Aunque indudablemente, me he guardado el privilegio y el poder de manejar su vida a mi antojo con sólo susurrarle unas palabras al oído, he encontrado un nuevo divertimento a costa del personal de la planta de psiquiatría. Lo de inducir al suicido ya está muy visto, usted lo sabrá mejor que nadie, así que me he decantado, en esta ocasión, por adiestrar, desde el subconsciente, a algunos de sus subordinados. Así, si le parece, tendremos algo sobre lo que charlar cuando se reincorpore y yo, mientras tanto, me recrearé viendo crecer su desconfianza hacia los suyos hasta un grado extremo.
Tal vez algún día consiga desmenuzar los entresijos de mi perturbada imaginación, O quizás, sin darse cuenta, despierte un día en una celda, con suerte contigua a la mía, habiéndose convertido en un huésped más de esta santa institución mental.
A diferencia de los aburridos compañeros de terapia, la mayoría de los cuales son incapaces de atarse los zapatos por sí solos, debo decirle que en mi caso, la locura no es más que un mero capricho de mi cordura. Aunque usted se empeñe en mantener lo contrario.
Sea como sea, el futuro de ambos es realmente incierto y pende de una cuerda al igual que lo hacía su cuello hace apenas unas semanas. Siento haber avisado a la enfermera y de ese modo, frustrar sus intenciones, pero lo encontré de lo más tentador. Quizás la próxima vez, por que habrá próxima vez, se decante por una botella de bourbon en la bañera, acompañada de una afilada cuchilla sesgando sus muñecas. ¿Se lo ha planteado?
Reciba un afectuoso abrazo de su amigo.
Etiquetas: cartas psicóticas
6 Comments:
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Me ha encantado Alex, has vuelto con fuerza...
Esta carta, ha sido poderosa, realmente especial.
Espero aprovechar las experiencias veraniegas para recargar las pilas por completo y recuperar un ritmo de publicación decente. Sé que os tengo en ascuas con Cartas para Suzzane, pero la historia es tan compleja que casi no sé por dónde continuar...jejeje (que excusa!!)
¿os la habéis tragado? XDDD
A ver si en breve aclaro un poco la situación. ;)
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me gustaria que opinaras en el microrelato "Soñe Justicia"
http://concurso-tallerliterariorg.blogspot.com/2008/07/soe-justicia.html
Gracias.