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Si quieres leer la historia desde el principio, haz click en el siguiente enlace:
- Zohn, el heredero de La Tierra (1ª Parte).


Pero, volviendo a nuestro curioso personaje y al deporte por el cual había jurado dar su vida, deberíamos puntualizar que en sí, era una variante de un viejo deporte en el que en las últimas décadas se habían introducido sustanciales reformas. Probablemente, alguno de ustedes haya leído en antiguos libros, algo al respecto:

En una superficie de unos sesenta y cinco por cuarenta metros, una decena de jugadores de cada bando, vestidos con cascos, corazas y unas pesadas botas de acero, debían introducir una peculiar bola de piedra espumada, en unos orificios de medio metro practicados en la dura pared rocosa. Cada conjunto, debía marcar en el agujero protegido por el equipo contrario, lanzando con los pies o con las manos el poroso balón, que a cada golpe, se iba rompiendo y despedazando haciendo saltar chispas y esquirlas por toda la cancha. A diferencia de otras modalidades anteriores, aquí valía todo. Es más, de hecho, el público jaleaba cuando se conseguía herir o lesionar a un rival y enloquecía hasta el extremo cuando se acababa con la vida de un luchador, lo cual además, contaba como un tanto en el marcador. Las cuchillas en los antebrazos, puños de acero con prominentes astillas de meteoro para atravesar a los rivales, cascos metálicos coronados con puntas de lanza para los impactos frontales, en los que los luchadores, lejos de apartarse, embestían con su cabeza al contrincante. Todo aquello se había convertido en el único motivo de alegría de una famélica y enfermiza población que al acabar, esperaba su turno para recoger algún pedazo de carne fresca que poder llevar a casa para la cena. Y es que además, esa era probablemente la carne más sana y abundante que pudieran encontrar.

Hacía ya años que la antropofagia había huido de tabúes. La necesidad impera ante el pudor o la conciencia y aunque valga decir que sólo se practica en contadas ocasiones, ahora ya son más bien pocas, las personas que jamás han gozado de las nutritivas carnes de un igual. Quizás, querido amigo, según vaya usted avanzando en la lectura de esta historia, logre alcanzar a comprender las circunstancias que desplazaron a la moralidad para dar cabida a una anarquía de sentimientos dentro de la propia raza humana. Probablemente, no sea ésta la primera sorpresa que se lleve. Quizás deba reflexionar acerca de las doctrinas ancestrales que le han sido transmitidas desde niño. De cualquier forma, no deseo estar cerca para comprobar si su juicio se doblega ante las penurias de la hambruna, no sea que decida probar nuevas dietas y yo vaya a formar parte de ellas.

Retomando el hilo, seguro que han notado que todavía existe cierta similitud entre el Ironwall y algunos deportes antiguos. Las raíces probablemente sean las mismas, los objetivos similares, los desenlaces comunes, pero nada anteriormente había conseguido extrapolar la crueldad del hombre, para hacer partícipes a las masas de tan sanguinario espectáculo. Sin embargo, las innovaciones de la última mitad de este siglo, dotaron de una singular perspectiva sobre la evolución del hombre y su mundo al combinar las prácticas de las civilizaciones antiguas, la épica de los torneos medievales, el movimiento de masas de la era moderna y la fortaleza y crueldad de la Era Futura.

Los tiempos actuales. La Era Futura. Ese es el nombre que se le dio a los tiempos corrientes, ya que debido a las penurias por las que pasaba gran parte de la población por culpa de la escasez de alimentos en La Tierra, se sospechaba que éstos pudieran ser los últimos años que conociera el hombre. De ahí que como seguramente no habría más futuro que el inmediato, decidieron dar ese nombre al periodo acaecido desde La Erupción hasta la actualidad. Atrás quedaron sueños, proyectos y esperanzas. Una decadencia insolente burla de forma incesante a aquellos que vaticinaron glorias y conquistas más allá del manto azabache que cubre a nuestro planeta.

Pero quizás sea prudente por mi parte, ponerles sobre antecedentes antes de proseguir con la historia de Zohn:

Continuación en:
- Zohn, el heredero de La Tierra (3ª Parte).

Mil Mundos de Fantasía.
Blog del día 16 de Agosto de 2008.

Dos nuevos premios para mi colección. Ambos los recibo por primera vez, lo cual me llena de ilusión, alegría y...¿premios? Empiezan a ser ya unos cuantos y eso me da que pensar. Ciertamente, he reflexionado durante unos dos fugaces pero intensos segundos. Será que esta gente en realidad no tiene ninguna de necesidad de hacerme la pelota, entonces, si me los conceden es por que creen que el blog lo merece. Además, no tienen ni idea de que soy inmensamente rico, así que por dinero tampoco creo que sea. Al final va a resultar que poco a poco me voy convenciendo en que esto de aporrear el teclado por las noches da sus frutos. Aún así, una cosa es cierta, todo esto no sería posible sin vuestras visitas y lecturas que son las que hacen que esta pequeña locura tenga sentido.
Gracias a todos y felicidades ya que este premio también es vuestro en parte. (Sólo en parte ¡¡¿ehhh?!!).

¡Bueno y vamos al lío!
Uno de los más significativos de toda la blogosfera (al menos para mí), y por el cual me siento especialmente orgulloso: Premio Blog del día. La entrevista realizada será publicada en dicha página el día 16 de Agosto de 2008. Yo expongo ya mi premio con toda la alegría y emoción que eso conlleva.

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Otro premio y no menos importante, es el que me concede Achernar desde su blog AstroSideral.



Se trata de nada más y nada menos que la esfera al intelecto y la filosofía 2008. También tiene para mi un relevancia especial, ya que proviene de un lugar que hasta ahora era desconocido para mí, y me lo concede alguien a quien no tenía el honor de conocer, lo cual me lleva a entender que fuera de mi círculo de amistades habitual en la blogosfera, hay más gente que valora mi esfuerzo, mi imaginación, y mis ganas de escribir.

¡Gracias a todos por leer, por pasaros por aqui, por comentar y sobre todo, por premiar que eso levanta mucho el ánimo!

Y...antes de que se me olvide...

Al aceptar el premio hay que seguir ciertas reglas:
Normas:


Poner la imagen en el blog premiado.

Enlazarlo con el blog/web de la persona que te lo dio.

Elegir otros siete blogs/webs. (o los que quieran)

Dejar un comentario en cada uno de ellos informando sobre el premio que se les ha concedido
Los Blogs que premio son:

Al fondo del olvido: nada.

Zapping Mental del candirú Loco

Mundos Paralelos

Azules

Inconformista en Apuros


Y como me he cansado de pensar a quién más se lo otorgo, lo dejó así por el momento.


Felicidades a los premiados y espero que los "colguéis" en algún sitio que se vea.



Zohntenniaght, aunque todo el que le conocía le llamaba simplemente Zohn, era un chico alegre, de avispada mirada pícara y nariz respingona. Aunque por estatura, podríamos decir que para su edad no destacaba, sí era cierto que una ancha espalda y un caminar con las piernas ligeramente arqueadas, lo hacían inconfundible para cualquiera que lo conociese. Empezó con un exhaustivo programa de entrenamiento desde que empezó a tener uso de razón, lo cual le había llevado desarrollar una potente condición física. No prestaba atención a las chicas de su edad, aunque ellas se fijaban a menudo en él. Unos cristalinos ojos azules hacían sonrojar a las chicas e intimidaban a muchos de los chicos de su edad. Pero él no era dado ni a inmiscuirse en problemas ajenos, ni a crearse los suyos propios, así que el interés que despertaba era temporal y a largo plazo podríamos decir que pasaba casi inadvertido.

Como cada semana, había acudido a desempeñar su labor, por así decirlo, junto al equipo local de Ironwall. Aunque él era aun joven como para ser parte del equipo, se encargaba de engrasar las botas, bruñir las armaduras y reparar los cascos (cuando se podía). Era la única forma que encontró para poder estar cerca del terreno de juego y no perderse detalle. De hecho, en la soledad de sus sueños, ansiaba convertirse en un auténtico guerrero del deporte local por excelencia, con la fuerza de un gigante y la decisión de una bestia. A menudo imaginaba que se enfundaba una coraza brillante hasta el extremo, con toda clase de púas y ganchos sobresaliendo en sus hombros, codos y espalda. Se veía calzando aquellas pesadas botas de acero, revestidas con malla de hilo de titanio y rematadas con púas y cuchillas capaces de atravesar las más resistentes de las corazas. En más de una ocasión, había visto luchadores con miembros amputados, o con graves heridas que o bien los dejaban impedidos, o bien acababan con sus vidas. En realidad, al ser el encargado del equipamiento, debía recuperar cada una de las costosas y significativas piezas, aunque para ello hubiera de quitárselas él mismo a los luchadores caídos. Estaba ya acostumbrado al hedor de la sangre caliente empapando sus manos. Había limpiado piel, carne, tripas y hasta ojos que se quedaban adheridos al frío metal punzante que cubría los increíblemente fuertes cuerpos de los jugadores. Así pues, la costumbre le había llevado a trivializar sobre el significado de la vida. Sólo había para él un futuro posible y ese era el de convertirse en un valeroso guerrero. Si no era eso, no quería nada más, así que la vida tenía poco valor. Si por el contrario, se convertía en luchador, no concebía muerte más gloriosa que la producida durante la contienda en el terreno de juego.

Aunque ciertamente, pueda parecernos extremadamente cruel, en realidad no se trataba más que del fruto de muchos años de involución – a mi parecer- de la raza humana. Lejos quedaron los años en los que nos preocupábamos los unos por los otros. Los tiempos de solidaridad y de lo que antaño se denominó conciencia social, dieron paso a una degeneración paulatina en la que la faz de la tierra se cubría constantemente por la sangre derramada, fuera de forma justificada o no. La sed de sangre de los hombres y las mujeres volvió a los orígenes de la raza. Tal vez la superpoblación ayudara. Tal vez simplemente regresábamos hacia atrás, pero la cuestión era que cuando alguien ya no servía para los propósitos de la mayoría, simplemente era exterminado. Pero lo peor no era que lo hicieran así, lo peor es que ya lo veían como algo normal.

Continuación en:
- Zohn, el heredero de La Tierra (2ª Parte).



Darken, del blog Cuentos de Adarkan, me ha concedido este maravilloso premio al Esfuerzo Personal.

Sin duda me viene como anillo al dedo para inyectarme una buena dosis de optimismo, ganas de trabajar y entusiasmo por crecer como escritor y como persona.


Este premio se otorga principalmente a blogs sin ánimo de lucro que contribuyen activamente al fenómeno de la comunicación a través de la blogosfera.

1. El premiado ha de premiar al menos a cinco blogs con dichas características.
2. Mencionar el blog que otorga al premio.
3. Enlazar el origen del galardón.
4. Exhibir la imagen del premio.

El origen de este premio lo encontraréis en el siguiente enlace: Resistencia Santiago de León de Caracas

Yo por mi parte, quiero premiar a:
- Inconformista en Apuros (Santi)
- Historias de la Jirafa (Ferípula Ferruginosa Wendy)
- Nada que ponerme (Nada)
- Almagriss (Almagriss)
- Tierras de Tormenta (Tormenta)

¡Saludos!



Hola de nuevo queridos amigos.
En esta ocasión y como novedad, deseo presentaros un blog que creo que tendrá mucho que decir y espero visitéis con asiduidad.

Su nombre: Inconformista en Apuros.

Como inconformista, al frente de este blog, os presento a mi hermano Santi, del cuál he aprendido mucho y muy importante durante largos años. Él ha sido y sigue siendo un punto de referencia en el horizonte que en gran medida guía mi camino. A él le debo entre otras cosas, mi afición a la literatura y en especial a la ciencia-ficción. Un pilar indiscutible de mi vida, al que admiro y adoro aunque a veces no encuentre el modo de decírselo. Valgan pues, estas líneas, si cabe, para expresarle mi más incondicional apoyo en todo y para todo lo que acontezca en su presente y su futuro.

Bueno, y después de desnudar mi alma...(No os acostumbréis), una reflexión:

No obviemos lo obvio. Es mejor asentir con ignorancia todo lo que no sabemos explicar.

Cada cual que le busque su propio sentido.

Estimado Dr. Tempelton:

Me agrada saber que se encuentra ya mucho mejor. Aguardo con impaciencia su pronta y total recuperación y cuento con ansia los días que faltan para repetir nuestras pequeñas charlas. No puedo negarme a admitir que de un modo u otro, a mi me resultaban tan placenteras como espero que le resultasen a usted también.

Sin embargo, debo confesarle que la noticia de su intento de, digámosle, poner fin a su existencia, no me cogió para nada por sorpresa. No fue fácil adentrarme en sus ideas y convicciones, tan profundamente arraigadas, de esas restricciones totalitaristas acerca de lo que está bien y lo que está mal. Aunque en realidad, creo que sería vanidoso por mi parte el atribuirme todos los méritos. Yo no hice más que alimentar sus más instintivos temores, escondidos tras un escritorio de caoba y un título de psiquiatría.

Fueron aquellas charlas, en las que usted ahondaba en mi obsesión con el paso del tiempo, con la duración de la vida, y otras absurdas ideas que me permití revelarle, con cuentagotas, para mantenerme distraído con su compañía. De hecho, el paso del tiempo, realmente no me importa lo más mínimo. Debería saber ya, que dispongo de él en grandes cantidades y aunque no pretendo pasar en este hospital lo que me queda de vida, tan poco tengo prisa por salir.


Aunque indudablemente, me he guardado el privilegio y el poder de manejar su vida a mi antojo con sólo susurrarle unas palabras al oído, he encontrado un nuevo divertimento a costa del personal de la planta de psiquiatría. Lo de inducir al suicido ya está muy visto, usted lo sabrá mejor que nadie, así que me he decantado, en esta ocasión, por adiestrar, desde el subconsciente, a algunos de sus subordinados. Así, si le parece, tendremos algo sobre lo que charlar cuando se reincorpore y yo, mientras tanto, me recrearé viendo crecer su desconfianza hacia los suyos hasta un grado extremo.


Tal vez algún día consiga desmenuzar los entresijos de mi perturbada imaginación, O quizás, sin darse cuenta, despierte un día en una celda, con suerte contigua a la mía, habiéndose convertido en un huésped más de esta santa institución mental.

A diferencia de los aburridos compañeros de terapia, la mayoría de los cuales son incapaces de atarse los zapatos por sí solos, debo decirle que en mi caso, la locura no es más que un mero capricho de mi cordura. Aunque usted se empeñe en mantener lo contrario.

Sea como sea, el futuro de ambos es realmente incierto y pende de una cuerda al igual que lo hacía su cuello hace apenas unas semanas. Siento haber avisado a la enfermera y de ese modo, frustrar sus intenciones, pero lo encontré de lo más tentador. Quizás la próxima vez, por que habrá próxima vez, se decante por una botella de bourbon en la bañera, acompañada de una afilada cuchilla sesgando sus muñecas. ¿Se lo ha planteado?

Reciba un afectuoso abrazo de su amigo.



Leer la historia desde el principio.
Leer el capítulo anterior.

Siento en el alma haberos tenido tan sumamente abandonados estos días. Aunque cualquier excusa rozaría la banalidad y probablemente no pueda sustituir el tiempo perdido, me obligo a daros algún tipo de explicación para que comprendáis mi insolente silencio.

Cuando llegué a aquella finca ajardinada, creía ser un tipo con las ideas claras y fortaleza de carácter y de espíritu. Sin embargo, mi persona resultó ser un mero castillo de naipes que se derrumbó ante la visión del cuerpo desnudo de Emily saliendo de la piscina. La locura perturbo mi mente, la pasión cegó el subconsciente que hasta entonces me había mantenido vivo y la lujuria determinó, por mí, que era un buen momento para tomarme unas vacaciones.

Probablemente, la inmensa mayoría de los hombres –y yo mismo en otras circunstancias-, hubiera apartado la vista por pudor o por educación, o tal vez por simple y llana vergüenza. Sin embargo, a aquella deidad asiática le cogió por sorpresa que sin mediar palabra, me quitará la ropa, entrara en la piscina y le hiciera el amor como si de aquello dependiera la existencia del universo. La calidez del agua templada acariciando todos los rincones de nuestra piel, la tenue luz de las velas aromáticas, cuidadosamente colocadas, alrededor de la piscina, en platos de cristal de bohemia adornados con pétalos de rosa, una brisa de melodía oriental y el sabor de la tranquilidad rezumando en nuestros paladares, hizo que nos entregáramos al momento, a la pausa eterna de un cielo inundado de estrellas, que cómplices de nuestro encuentro, nos observaban impasibles desde su atalaya infinita.

Más allá de nuestra entrega acuática, prolongamos la pasión durante varias semanas. Las ruborizadas risitas de las chicas del servicio fueron poco más de lo que nos distrajo de nuestro idilio. Entre paseos y baños, entre sonrisas e historias, nuestro amor se repetía por todos los recodos del jardín, de la casa y de la recogida playa privada que abría las puertas de un mar azul zafiro que parecía no tener fin. Disfrutamos de inolvidables veladas, de interesantes e inteligentes conversaciones, abrimos nuestros corazones y desnudamos nuestras almas –además de nuestros cuerpos-. Acompañamos el tiempo con suculentos y exquisitos manjares, con dulces frutas de la tierra que saboreábamos junto con cada susurro, con cada confesión libidinosa y que nos hacía sentir dioses de un paraíso apartado del resto del mundo.

Ambos sabíamos de la fugacidad que aquel romance podía encerrar. Aún así, apartamos ese pensamiento y simplemente dejamos transcurrir, con total desinhibición, un tiempo que parecía haberse detenido para nosotros. No tuvimos que preocuparnos por la misión que nos había unido a ambos, ya que la documentación que le entregué a Emily, al igual que la que me dio ella a mí, estaban siendo estudiadas por nuestras respectivas organizaciones. Sólo teníamos que esperar. Esperar a no despertar nunca de aquella realidad de ensueño, envuelta en sábanas de raso e insuflada por la pasión a la que nos entregábamos mutuamente.

Pero el teléfono sonó y los naipes cayeron desparramados sobre el tapete cuando de aquellos negros y profundos ojos rasgados brotaron unas tímidas lágrimas que brillaban como lo harían las perlas de una sirena.


Continuará…

Leer el siguiente capítulo.


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