Talón de Aquiles.
Hace 3 meses

La noche cubría de nuevo la ciudad y con ella, una fuerte lluvia tapiaba las calles y ahuyentaba a los peatones. Me pareció que un buen remojón me ayudaría a espabilarme, así que me abrigué con una vieja chaqueta de trabajo que encontré en un rincón y me lancé a la calle en busca de algo que comer. Tras un buen rato caminando, casi sin darme cuenta, me hallaba a pocos metros del callejón en el que tirotearon a aquellos dos hombres y sesgaron el cuello al proxeneta.Etiquetas: cartas a Suzanne
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