Pero...¿que es este devaneo, este ir y venir, esta zozobra en mis pensamientos? ¿Acaso es la realidad la que, trastocada, altera mi percepción de las cosas?
Tal vez sea la huida de mi consciencia, el abandono de mi cordura, lo que más tema. O quizás, sea el anhelo de la razón, ya que sin ella apenas puedo saber quién soy.
No es que me niegue a aceptarlo. Más bien, es la rabia de que sean los demás quienes no lo aceptan.
No son mis sueños los que me encarcelan, ni los que me ciñen esta camisa. Quienes lo hacen, son quienes temen verse reflejados en mi locura. Aquellos que seguro están menos cuerdos que yo, que sabiamente lo disimulan, los que construyen la sociedad, los que dictan las normas y ubican, según su propia locura, la delgada linea que separa el bien del mal.
Pero yo decidí ser honesto. Dí rienda suelta a mis instintos. Errores o no, mis actos fueron tan espontáneos como las charlas con el doctor, y al igual que éstas, sólo me sirvieron para acabar en este manicomio.
Cartas psicóticas (Carta Segunda)
Etiquetas: cartas psicóticas
3 Comments:
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Y dejame algun comentario, si no es mucha molestia, para que sepa que has estado. Gracias.
Y todos los demas tambien pueden entrar.
Me alegro de que te guste el blog y de que tengas ganas de leer más.
Gracias por dejar tu comentario.
Un abrazo.